Noticia de la Agencia EFE

Leo Abadía enseña a los hijos de los ricos a formarse


La experiencia de 23 años enseñando a los hijos de multimillonarios a gestionar las empresas que heredan y las anécdotas que de ello se derivan han servido a Leonardo Abadía Jordana para escribir su entretenido y original libro "Escuela para millonarios".

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Leopoldo Abadía Jordana dirige el llamado Programa de Formación Individual (PFI), en el que se ha basado para su libro, "de forma entretenida pero sin dar nombres ni molestar a los clientes", según ha dicho en una entrevista con EFE, .

El autor, de 50 años y conocido como Abadia junior o Leo, familiarmente, es hijo del popular economista Leopoldo Abadia, autor también de varios libros de divulgación económica sobre la actual crisis financiera.

Abadía junior, afirma que los cursos de su programa van dirigidos a personas de alto nivel adquisitivo, pero con falta de formación para llevar su negocio.

Un alumno que no quería dar clase con un profesor porque odiaba sus corbatas, otro que invita a Abadía a un circuito de carreras con Porsches o aquel que no podía ir a clase porque tenía que probar un helicóptero nuevo, son algunas de las divertidas anécdotas que narra "Escuela para millonarios" de Editorial Espasa.

Ser buena persona, tener dinero y saber leer y escribir son los requisitos que Abadía exige para aceptar un nuevo alumno, "tengo 202 antiguos alumnos y 4 en marcha pero igual no he aceptado a 200 más porque no eran buenas personas o no tenían nivel".

Sus aprendices son gente con oportunidades y de alto nivel adquisitivo pero con "falta de autoestima y motivación".

"Esta gente no tiene hábitos de trabajo, no les han inculcado esfuerzo, tienen complejos porque nunca serán como su papá", comenta Abadía, aunque también reconoce que los protagonistas de su libro son buenos y sufren mucho porque les falta conexión con la realidad. "Les falta algo que llevan dentro y yo les ayudo a ponerlo en marcha".

La edad de los alumnos oscila entre los 19 y 55 años, y 70 profesores trabajan para el PFI, con un método de enseñanza que estudia casos empresariales ocurridos en la realidad. Las clases son individuales y se trabaja cara a cara.

El éxito del proyecto se debe a que "formamos a la gente en lo profesional y sobre todo en lo humano", porque "la parte académica se compra en la universidad o una academia, pero la humana se inculca".

Para muchos padres, este programa es la última esperanza y cuando ven que su hijo comienza responsabilizarse se producen escenas tan cómicas como que la madre del alumno llame al tutor para pedirle que le enseñe a ordenar su cuarto.

Abadía habla con exquisitez de sus alumnos menos del perfil que él denomina "mandriles" al que define como "parásitos de la sociedad que hay que eliminar y reeducar". Con ellos en lugar de una clase semanal durante un año se hace un plan diario durante cinco años. En este caso "el trabajo es más difícil y duro".

Admite haber aprendido mucho de sus alumnos "porque son personas con la cabeza muy bien puesta pero aún no lo saben".